La semilla de Vivood Landscape Hotels fue un proyecto de viviendas ecológicas prefabricadas a partir de una innovadora técnica para prensar fardos de paja.
Construido en la localidad de Benimantell, este hotel paisaje, pionero en su concepción y desarrollo, se proponía causar el menor impacto posible en el entorno natural donde se enclava y al mismo tiempo, garantizar todas las comodidades que se esperan de un hotel de lujo. Trasladaba así la filosofía eco-friendly de la idea inicial a un ámbito, el turístico, al que se suele acusar de falta de conciencia ecológica. Con el fin de no alterar el bello paraje del valle alicantino de Guadalest, los módulos (suites, restaurante y recepción) se construyeron en una fábrica y luego se transportaron hasta la montaña para su montaje. Según su artífice, el arquitecto segoviano Daniel Mayo, la construcción en la parcela se llevó a cabo mediante un sistema no agresivo con el terreno, sin cimentación. Todos los módulos se anclan a la tierra con pilotis sobre los que se asienta la estructura.
Asimismo, la limpieza del enclave se realizó a través de una poda selectiva a mano y toda la madera de las estructuras procede de plantaciones controladas. Todo se hizo desde el respeto más absoluto hacia el medio ambiente. El hotel dispone de 100 m2 de placas solares sobre la cubierta del restaurante y la piscina es de agua salina, por lo que su mantenimiento es 100% ecológico, sin productos químicos.
Las lujosas suites, independientes y dispersas en una superficie extensa, aseguran el aislamiento y la tranquilidad. Sus grandes ventanales, orientados a zonas inaccesibles al tránsito, aparte de proporcionarles gran cantidad de luz natural, logran que el paisaje se convierta en el principal punto de atracción y elemento de decoración, una decoración sosegada dominada por el blanco de las paredes, el gris del pavimento cerámico y la madera.
Cuatro de ellas cuentan con jacuzzi exterior climatizado excavado en la roca, al que ningún otro huésped puede acceder. Pero, además, hay una piscina infinity desde la cual se disfruta de una panorámica tan espectacular como hipnótica del valle de Guadalest. Su interior pintado en negro funciona como un espejo por el que discurren el reflejo cambiante del cielo, el perfil de las montañas y las frondosas copas de los árboles circundantes, difuminando así la frontera entre lo natural y lo artificial.