Un que proyecto partía de un requisito ya establecido: el naming. El estudio trabajó junto al creador del branding, Ángel Espinosa, cimientos sobre los que el estudio el interiorismo generó un espacio que girara en torno al trekking pero sin usar una evidencia directa. El estudio se basó en el concepto de que el espacio tuviera el ambiente natural de una caminata: elementos que se pueden encontrar en el campo (como lata oxidada, troncos, hojas, cabañas…), elementos deportivos (cuerdas y mosquetones) y por supuesto, la propia naturaleza. Todo esto acompañado de un mobiliario rústico e industrial que reforzara el concepto gracias a los materiales y la forma. Con los elementos a usar establecidos, se definieron los espacios y las ideas creando una deconstrucción a partir de elementos muy vistos y así hacerlo menos evidente. De ahí nace la barra revestida con troncos que da la bienvenida al local, junto con un camino de madera que lleva hasta el baño, haciendo alusión a los caminos o pasarelas rurales. Para simular las hojas de otoño sobre el suelo se usó la técnica “trencadís” que consiste en decorar con pequeños trozos de cerámica rota. Las puertas de acceso a la cocina y las zonas privadas se crearon a partir de la idea de una cabaña, por eso prima la madera y las pequeñas ventanas con cuarterones. Para el revestimiento de paredes se utilizó la chapa oxidada y el muralismo creado por Ángel Espinosa, que acompaña el espacio y le da un valor agregado al ambiente. Finalmente y como elemento conector de todo el espacio se crearon unos árboles fabricados en láminas de madera, representando sus ramas con cuerda de escalada en color verde, que su vez están conectadas a través de mosquetones creando el efecto de la copa del árbol. Para darle el toque final, se colocó vegetación en zonas puntuales. En definitiva el objetivo era darle al espacio un ambiente campestre y deportivo de la manera más original posible.