Un proyecto que ha abordado con éxito la complejidad espacial y conceptual del local, la entrada se ha reinventado como una taberna tradicional, acogedora y luminosa que deja paso a la barra central. El comedor adyacente, cuenta con bancos corridos de madera y mesas redondas de mármol, evocando la atmósfera clásica de las tabernas de antaño. Los acabados, que mezclan rusticidad y elegancia, junto con los grandes barriles de cerveza, aportan autenticidad al ambiente.
En la planta superior se encuentran tres salones unidos por una temática común. El salón principal destaca por su doble altura y una barandilla convertida en mesa, que ofrece vistas al patio. Los otros dos salones están diseñados con maderas recuperadas, colores naturales y elementos decorativos que reflejan los conceptos de tierra y agua. La iluminación suave y natural complementa los materiales utilizados, creando espacios luminosos y sencillos. El patio principal se ha transformado en un oasis natural que actúa como espacio de transición entre la taberna y la Casa de Cocidos de Carmen. Este espacio abierto, ofrece abundante vegetación y una pared bañada por el agua, creando una atmósfera de calma y naturaleza.
En el nivel inferior, la Casa de Cocidos de Carmen evoca las grutas tradicionales de Madrid. Este espacio, presidido por una cocina visible, está diseñado con materiales naturales como ladrillo, piedra, madera y corcho, creando una atmósfera cálida y acogedora. En resumen, el proyecto ha logrado transformar un espacio oscuro y laberíntico en un restaurante luminoso y sostenible, donde la cocina se fusiona con el comedor y los valores de naturalidad y sencillez son protagonistas.