Melinda y Vinko, deciden abrir en Barcelona su tercer Standard Pizza tras los de Amberes y St Gilles, manteniendo la esencia belga que les caracteriza. La sencillez, las tonalidades claras, referentes al ingrediente protagonista, la harina, y la contundencia de los materiales como la madera maciza de roble, hacen referencia a ese estilo belga, donde las paredes y techos se han pintado con cal para aportar textura y naturalidad. Al pavimento de pino existente se le ha aplicado una pátina enharinada para generar armonía con el resto de los materiales y su gama cromática.
En planta baja el proyecto se partía de un local estrecho, bajo y con poca luz. El estudio de Sandra Tarruella ha descubierto el techo de bovedillas y revestido las paredes de espejo para ganar amplitud visual y cambiar la percepción del espacio y sus proporciones anteriores. En el fondo del local se encuentra la cocina abierta y a la vista, con la barra central de preparación y el horno. Este especio se ha abierto al patio interior para que entre la luz natural y se ha llenado de plantas naturales.
La iluminación se realiza a partir de una instalación vista que recorre todo el espacio, iluminándolo de forma puntual; mesas, plantas, y espacios de trabajo. Apoyados por una selección de lámparas decorativas de diseño.
El reto de la planta sótano era convertir un espacio oscuro en un agradable comedor para grupos. A partir de unos paneles de tela retroiluminados ocultamos instalaciones y distribuimos homogéneamente la luz creando un espacio funcional y luminoso. Los tejidos de lino de estos paneles quieren evocar a los que se utilizan para envolver la masa de las pizzas. Todo el mobiliario del proyecto, estanterías, mesas, bancos, se ha diseñado a medida. Se han utilizado maderas de roble macizo y piedras, y para aportar toque de color, se han seleccionado cojines decorativos de lino. Para la terraza se propuso un conjunto de elementos en verdes, mobiliario de exterior de metal lacado, sombrillas y la propia vegetación en macetas de barro.