El principal reto al que se enfrentaba Pablo Roig al empezar este proyecto era el de mantener los valores de la marca, y a la vez, continuar con su evolución, adaptándola tanto a las necesidades actuales, como a la nueva ubicación. El local se divide en dos zonas: la zona de barra y la sala. La zona de barra ocupa el 50% del local, tras la barra, se encuentra la cocina, que puede verse ya desde la calle, mostrando al cliente en todo momento la calidad de sus procesos. La sala se ordena buscando la mayor flexibilidad con mesas pequeñas de dos que se pueden unir unas a otras y situarse junto al sistema de bancadas.
El concepto y los materiales: el cliente quería transmitir contemporaneidad en la forma de trabajar, pero tradición y calidad en la forma de cocinar, por eso el proyecto se mueve entre tradición y contemporaneidad. Por ello se ha dado mucha importancia a los materiales y formas. Por ejemplo, se han puesto en valor las arcadas, que se han depurado de elementos nuevos y existentes. Se han usado materiales nobles, como por ejemplo el mármol rojo alicante, dejando que su beta y su color se expresen y se fundan con el terrazo palladiana del suelo. En este caso se ha utilizado con piezas grandes de diferentes mármoles, dando un toque gráfico al espacio. El roble natural está también presente en todos los espacios aportando calidez. El último material es el color, que invade todo el espacio, jugando con el brillo del azulejo que fue fabricado expresamente para el proyecto en el color de la marca.