La propuesta del estudio para este restaurante, es sumergir al comensal en un ambiente de mar, donde el pescado es el eje principal de la gastronomía y del espacio. El espacio se separa en tres ámbitos diferenciados, pero vinculados por un mismo leit motiv, el mar. El acceso se destina a la zona de bar. Un bar con guiños a las olas marinas que se mueven bajo la brisa, y se aprecia en sus techos, que además nos sirven como elemento anti-reverberante para la buena acústica del local. Una barra de madera de nogal destonificada, como si de un barco antiguo se tratase, un barco que ha sufrido cambios en sus casco por el salitre del mar. En esta zona nos encontramos con una vitrina repleta de tapas y un vivero de mariscos. Al fondo un telón de estanterías de madera de nogal con su fondo revestido de espejo, con unos montantes de madera de formas orgánicas, también recordando las formas de los barcos de pesca.
En el salón principal unos techos de madera retroiluminados y un pavimento porcelánico imitación madera son los componentes que abrazan las paredes, donde se replican cristaleras de madera pintadas en blanco y se conjugan encuentros con guardones de madera de nogal repletos de decoraciones y atrezzo marino. Cristaleras que se asemejan a las de un camarote, y mobiliario tapizado en tonos marinos es la guinda perfecta para hacer brillar al local.
En la planta inferior, nos encontramos con un salón divisible en salones privados. Dónde el cliente puede reservar una o dos salas según el numero de comensales que necesiten, este espacio posee un cerramiento de acordeón para poder acotar dicha sala. Los baños, un espacio alicatado totalmente de azulejos color azul, espejos en el techo y retroiluminación también del color marino, una zona pura y limpia.