Se dice de Madrid que acoge a personas de cualquier parte y hace que se sientan en casa. De ahí el dicho “De Madrid al Cielo” y esta frase resume el concepto de este proyecto y su proceso de diseño. Brime Robbins se enfrentó al reto de transformar un hotel existente y funcionando a una nueva marca, Hyatt, con todos sus requerimientos y estándares. La propiedad requería una transformación del hotel que inyectase espontaneidad a los interiores. Además, por la propia naturaleza del edificio, la recepción quedaba escondida a los ojos del cliente y se dio una nueva ubicación para que quedase más a la vista. De esta manera se potencia la experiencia de llegada de los clientes creando una secuencia de distintas funciones, desde la calle hasta el final donde se encuentra un enorme lucernario sobre el restaurante a modo de “linterna”. Se propone también hacer zonas de lounge y bar, más abiertas y expuestas de manera que se crean puntos adicionales dónde el hotel tiene un beneficio extra.
Los espacios comunes se dotaron de mayor presencia, de manera que quedasen expuestos a los clientes e invitasen a ser utilizados. Esto era un reto en un edificio con un gran desnivel entre el acceso a nivel de calle y el resto de zonas comunes del hotel. Así mismo, se creó una narrativa general y coherente común a todo el proyecto, incluyendo pequeños guiños que hagan referencia al concepto creado por Brime Robbins. Se incorporaron materiales locales y una paleta de colores suaves, así como el factor sorpresa, que se puede encontrar en la tienda diseñada a modo de antigua botica o los detalles esculturales proyectados para el mueble de recepción. El nuevo bar hace un guiño al Madrid antiguo desde una propuesta actual.