El diseño del espacio de Ethai Café proporciona a los clientes un cierto nivel de privacidad, al tiempo que continúa conectándose de alguna manera con el resto del espacio público. Sobre los clientes sobresale un techo en forma de cúpula, formado por una rejilla de vigas de madera que oculta la iluminación del espacio. Esta estructura define un espacio abovedado que se siente privado pero también acogedor, como una interpretación contemporánea de la cabaña primitiva.
La paleta de colores y materiales terrosos se basa en gradientes que evocan los sitios arqueológicos y tierras del centro de Tailandia. De manera similar, Ethai Café parece haber sido esculpido en la tierra apisonada que envuelve la fachada. Dada la naturaleza aislada y limitada del lugar, imaginamos un espacio que pudiera ofrecer un retiro tranquilo y transitorio del ajetreo y bullicio de la vida en la ciudad, creando una sensación de “espacio dentro del espacio”.
Para lograr esto, el proyecto sigue el concepto direccional de una geometría envolvente. En consecuencia, la fachada está diseñada intencionalmente para cortar ligeramente el espacio desde la zona pública, mediante un techo bajado y una pared baja, desplegándose como una cinta desde el interior del restaurante y cubriendo el exterior. Una abertura en la pared, que revela un banco en el interior, crea una entrada acogedora, guiando a los clientes hacia el espacio. Los materiales potencian aún más esta idea de sobriedad tranquila, utilizando una paleta rica en tonos terrosos y texturas alternadas entre rugosas y suaves, como el suelo de terrazo áspero. Las superficies, cubiertas por azulejos arqueados blancos, aportan un contraste interesante. Al mismo tiempo, el entorno se siente natural gracias a las superficies de madera en los muebles y el techo de rejilla, así como la vegetación. Finalmente, las obras de arte constituyen diferentes puntos focales del restaurante, aportando un toque tradicional tailandés y finalizando la integralidad de Ethai Café.