EL MOLINO

Ubicación: Barcelona

Fecha de ejecución: 2024

Fotografía: Montse Capdevila & Víctor Parreño

Marcas participantes

Mobiliario : Vergés
Tapicería: Beumala
Revestimientos: Matices Pintura
Iluminación: Ca2L , Marset
Cortinas: TBB
Pavimento: Monparket

El Molino, uno de los teatros más icónicos de Barcelona, ha sido testigo del pulso de la ciudad durante más de un siglo. Desde su inauguración en 1898, este emblemático espacio ha acogido innumerables espectáculos, momentos inolvidables y transformaciones culturales que han dejado una huella imborrable. Sandra Soler y Caterina Masferrer, se han encargado de la restauración de este lugar con profunda pasión, aportando su visión con un enfoque renovado y femenino. Su objetivo era conservar la magia del espacio original y aportarle la atmósfera sofisticada e íntima de los clubes de jazz.  El color rojo, característico de El Molino, ha sido el hilo conductor de la restauración. Más que un simple elemento decorativo, representa la intensidad, la emoción y la energía del lugar. Se ha utilizado estratégicamente en áreas emblemáticas como los anfiteatros y la platea, logrando que el público no solo presencie un espectáculo, sino que se sienta parte de él. Uno de los aspectos más apasionantes de este proyecto ha sido la selección de materiales y texturas que evocan la sofisticación y calidez de un club de jazz. El terciopelo, presente en cortinas y elementos decorativos, aporta un lujo sutil y una sensación de confort que envuelve a los espectadores. La iluminación también juega un papel clave, con su luz suave y difusa, creando un ambiente relajado y acogedor. La combinación de luces y sombras equilibra la intensidad del rojo, favoreciendo una sensación de intimidad y conexión.

En las zonas de transición y descanso como pasillos, baños y taquillas, se ha incorporado el verde. Sus tonos frescos y serenos aportan un respiro, creando espacios de calma que recuerdan los rincones más tranquilos de los clubes de jazz, donde se puede tomar un respiro antes de sumergirse nuevamente en la intensidad del espectáculo. Este equilibrio entre dinamismo y serenidad refuerza la experiencia sensorial del espacio. Hoy, El Molino sigue siendo un espacio lleno de vida, que mantiene su esencia mientras evoluciona con los tiempos. Desde su restauración hasta los eventos que alberga, continúa siendo un punto de referencia en la escena artística de Barcelona.

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