Un restaurante en el que fue el barrio más glamuroso de Palma en los 80, ubicado en uno de los edificios del proyecto Gomila (impulsado por la familia Fluxà, 7 edificios con una identidad propia). Brutus está situado en el edificio blanco, y toma su nombre del movimiento arquitectónico de los años 50, el brutalismo, cuyas características están muy arraigadas en el espacio y han servido de punto de partida del diseño. El estudio ha mantenido la estructura de casetones vistos y paredes, pilares y suelo en hormigón. Gran parte de la cocina es abierta, y se han ubicado 3 grandes barras: bar, preparación y cocinado, en el centro del local, convirtiendo el restaurante en un espacio dinámico y honesto en el que ves la preparación de los platos que vas a degustar. La zona de mesas se zonifica gracias a 2 grandes alfombras de gresite que permiten ubicar mesas redondas y cuadradas para grupos de 4/6 o para ir en pareja. También se utilizan mesas con bancos para los grupos grandes. Además, se ha colocado en la entrada un salón para esperar que te den mesa o para tomar un cóctel después de comer.
El interior del restaurante está conectado a la terraza ya que se utilizan carpinterías acordeón para poder aparcarlas en los extremos. La distribución de la terraza es una prolongación del interior. Aprovechando el magnífico clima de la isla, ajardinamos con una topografía de macetas a diferentes alturas que por la noche se iluminan y crean un ambiente muy agradable. El mobiliario del proyecto es principalmente madera de Ipé y Teca, y se han diseñado mesas y bancos a medida, visiblemente contundentes que aportan calidez. La utilización del color primario en el brutalismo se ha incorporado, pintando vigas estructurales, el horno de pizza, las lámparas decorativas y los baños.