Este proyecto para 14 apartamentos de la calle Castilla tiene fachada a dos importantes calles de Triana, las calles Castilla y Alfarería. El edificio está dotado de dos grandes patios que iluminan todos los apartamentos y las zonas comunes. Dos patios con caracteres diferentes, uno primero con forma rectangular y alargada que actúa como un amplio pasaje y un segundo con galería perimetral para acceder a los apartamentos, con una zona de recepción entre ambos. El estudio hizo un trabajo integral de transformación aprovechando los elementos y las medianeras pasan a ser las fachadas del edificio.
En cuanto a los espacios personales de cada apartamento, se ha buscado optimizar al máximo el espacio dando lugar a estancias bien integradas, pero no sobrecargadas donde lo importante es el espacio intermodular. Sin embargo todos los apartamentos muestran un hilo conductor que los hace parecidos en cuanto al uso de materiales como el hierro, el acero y las maderas de tipo lacado. En la segunda y cuarta planta, se ha querido prestar atención a la luz natural, haciendo que ésta se aproveche en cada uno de los apartamentos recurriendo a grandes ventanales que dan a la céntrica calle sevillana. Con el mismo objetivo se ha perseguido la consecución de un interiorismo con protagonismo de los tonos neutros, como el gris de las paredes, que ayudan a la reflexión de dicha luz natural.
El edificio esta ubicado en una parcela muy estrecha, tiene dos fachadas muy pequeñas y medianeras a ambos lados. Todos los espacios se han cuidado con mimo siguiendo una estética tradicional, pero minimalista, aunque con un toque de diseño que se nota hasta en la elección de la señalética del complejo de apartamentos.
La frialdad del interior contrasta con las zonas comunes de la piscina, donde se ha hecho un trabajo de interior inspirado en espacios tropicales. En el exterior una agradable decoración tropical da la bienvenida al visitante, haciendo el entorno algo más acogedor y fresco, algo esencial si tenemos en cuenta el clima sevillano.