La principal premisa del estudio se centraba en el confort visual y físico, se buscaba conseguir que, incluso desde el exterior, el interior del restaurante reclamara la atención. A partir de ahí, el concepto fue generar una simbiosis entre elegancia y matices urbanos dentro de un espacio confortable y acogedor. Para crear una atmosfera especifica en el espacio, se incluyeron diferentes opciones de iluminación flexibles y controladas, además del uso de la madera como revestimiento principal, de tejidos aterciopelados con colores cálidos y naturales y el uso de plantas artificiales de alta calidad.
Otro reto fue agrandar las dimensiones del restaurante, para ello se panelaron tabiques incorporando espejos de color bronce a media altura, dando como resultado una sensación de amplitud visual y a la par cálida por el tintado utilizado en el espejo y creando unos reflejos que aportan dinamismo, movimiento y riqueza al espacio.