Una de las ponentes destacadas en esta última edición de interihotel MAD22 fue Natali Canas del Pozo, fundadora junto a sus dos socios Lucas Echeveste y Oliver Franz Schmidt del reconocido estudio El Equipo Creativo. Natali participó en el marco de la temática Made to Inspire, la franja del congreso dedicada al arte de crear hoteles y restaurantes, de diseñar para los sentidos poniendo el alma en la creación de una experiencia.
En cada proyecto “hay que buscar la inspiración adecuada”. En la charla, titulada Inspirar Aspirar Inspirar, Natali nos habló de cómo se inspiran en el momento de empezar a diseñar y de cómo esta inspiración debe tener en cuenta la aspiración que el cliente tiene para el proyecto. Y después del trabajo realizado, si se consigue que los espacios inspiren a los usuarios, se habrá conseguido cerrar con éxito el proceso creativo.
Natali presentó diferentes proyectos realizados, empezando por el Hotel Axel de Madrid, contándonos como antes de empezar a diseñar el espacio el equipo se empapó del ambiente del entorno del hotel en el Barrio de las Letras o de la iconografía de las películas de Almodóvar. El bagaje adquirido se ve reflejado en el diseño, tanto de este hotel tan especial como de su restaurante Los chicos, las chicas y los maniquís. En el Hotel Kimpton Vividora de Barcelona, encontramos de nuevo una sutil inspiración en el barrio en el que se encuentra (el barrio Gótico), junto con elementos locales y del estilo de vida y la arquitectura de la ciudad (cerámicas, celosías, galerías…). Esto se aprecia especialmente en el restaurante Fauna, reflejo de los típicos pisos nobles de Barcelona de principios de siglo XX. En las habitaciones destaca el cromatismo utilizado, que plasma los dos colores de la ciudad: el azul del mar y el terracota de su arquitectura.
De entre los restaurantes que el estudio ha desarrollado, Natali nos habló de Disfrutar, para el que crearon un interiorismo que transmite la esencia del Mediterráneo y de sus ciudades. Esta esencia se basa en aspectos como la naturaleza, la humildad y el comercio; y cuya gente se caracteriza por compartir y disfrutar. Por eso se utilizó un material muy común a todos estos los pueblos: la cerámica. Y en cada espacio este material se manifiesta de forma diferente. Por ejemplo en el gastrobar con referencias más urbanas y con colores inspirados en las especias que se comerciaban; e incluso en la cocina, envuelta en terracota y que es el espacio central que debe ser atravesado por todos los comensales.
Y por último, el restaurante Pakta, un espacio en el que se unen dos culturas, la japonesa y la peruana, para disfrutar de la especial cocina nikkei. La solución fue introducir la idea de construir auténticas estructuras de telares tradicionales de ambos países, mezclados y contrastados, creando una sensación tridimensional muy acogedora. La iluminación no es homogénea para crear movimiento, que se percibe también a través del uso de diferentes materiales que reflejan la luz de forma distinta, con los mil colores imposibles peruanos y con el blanco japonés. La entrada está situada en la barra, en la que se ha instalado una estructura tridimensional que actúa al mismo tiempo como filtro aislando a los comensales del bullicio de la calle.