ONE SHOT PALACIO CONDE TORREJÓN 09

Un sutil contraste entre la rica tradición local de un palacio hispalense del s.XVI, y la contemporaneidad formal y global cargada de arte y diseño, es el sello diferenciador y personal de este singular espacio reconvertido en hotel boutique.

Un viaje de sensaciones y texturas que recoge todo el peso de la tradición y vivencias de este antiguo palacio del siglo XVI en Sevilla, readecuado como hotel boutique 4 estrellas superior de 63 habitaciones. El estudio de arquitectura e interiorismo Alfaro-Manrique Atelier ha sabido respetar la magia del pasado de sus muros añadiendo un baño diferenciador que va desde lo espontáneo hasta el más cuidado de los detalles, pasando por el mundo del arte. Los ingredientes de la receta que definen el enfoque de la cadena One Shot de dotar una personalidad propia a cada uno de sus hoteles, aunque siempre con un denominador común: el diseño y la comodidad más personal.
El estudio se ha encargado de diseñar el proyecto de interiorismo para las habitaciones del hotel, recepción, pasillos, corredores y umbrales. Todas las estancias se aparaguan bajo un mismo concepto que actúa como hilo conductor del proyecto, el de unir la memoria del espacio datado del S.XVI con la contemporaneidad formal cargada de diseño. Con la intención de dotar al espacio una personalidad singular y única, el estudio ha diseñado la mayoría de piezas de mobiliario, también de iluminación, así como los elementos geométricos y ornamentales de las paredes. Un máximo cuidado del detalle que incluye un tratamiento cromático degradado de grises en los distintos y sutiles diseños de moquetas, alfombras y puertas que nos acompaña en el devenir de la tradición más local y nos traslada a la esfera artística global que el estudio buscaba a través de su visión arquitectónica. La intervención de los diferentes espacios que forman el edificio reflejan los cambios que se han producido en él a lo largo de su historia, utilizando materiales y soluciones de tradición andaluza. Un paisaje de formas y mobiliario muy formal, con tejidos ricos y variedades intensas de rojos, naranjas, azules y verdes encuentra el contraste contemporáneo buscado sobre un fondo con dibujos en los pavimentos de mármol, techo artesonado de madera descubierto como lienzos flotantes para las nuevas salas, azulejos hidráulicos de colores brillantes y arcos de ladrillo alrededor de los patios.

La iluminación se resuelve a través un juego lumínico intercalado con sombras proyectadas desde las lámparas con identidad, cuyos claroscuros son la definición más visual de los contrastes típicos que viven los espacios de Sevilla. El diseño de iluminación también se ha cuidado siguiendo el mismo hilo narrativo en la fachada exterior, ensalzando la magnificiencia histórica del palacio reforzada por un cuidado estudio lumínico que se armoniza a la perfección.
En la zona más externa como es la recepción y zaguán el estudio ha trabajado para mantener las cerámicas originales, protegidas y que determinaban indudablemente el impacto visual inicial hacia el interior. La altura de la entrada se ha enfatizado con una gran lámpara chandelier de cristal austríaco, pasando a la zona de recepción, caracterizada por ser más oscura, obteniendo así una sensación de recogimiento y confidencialidad a la hora de recibir a los nuevos huéspedes. La estancia ha sido trabajada con marqueterías y espejos en los techos y traseras del mueble, así como enea, elementos típicos de la tradición sevillana. El terciopelo se ha empleado en cortinas y butacas, diseño de Jaime Hayón para Wittman. Las esculturas que actúan de mesitas auxiliares, diseño de Alfaro-Manriqueaportan el contrapunto contemporáneo presente a lo largo de todo el proyecto de interiorismo. El mueble de recepción ha sido diseñado bajo parámetros geométricos de nuevo. Se puede apreciar la fibra natural remarcada con la marquetería negra; todo ello presidido por la lámpara constelación con esferas opales y latón, junto a espejos convexos de aumento, elemento que se ve reiterado en las suites. En toda la zona de recepción, diferentes luminarias de pared y de pie nos acompañan a través de los pasillos, deambulatorios y escaleras. Todas las piezas se han desarollado con el latón como hilo conductor, aplicando potentes formas geométricas junto a otros elementos artísticos de geometría en pared que acompañan a la colección de imágenes fotográficas de One Shot.

La zona de pasillos recrea una nueva atmósfera espectacular a través de las puertas planteadas. Se ha aplicado un juego cromático de tonos grises, combinado con marcos abocinados y aldabas negras de cerrajería, con una presencia geométrica notable. Junto con el nuevo motivo diseñado para la moqueta, unido a las lámparas Aspa del techo, diseñado en cerrajería blanca desarrollada ad-hoc para estos espacios, y la fluidez de las cortinas de lino que rodean el patio, se recrea un ambiente teatral evocador. La escalera central actúa como eje vehicular de este viaje sensorial, con su espectacular altura y artesonado. En dicha zona también se han instalado luminarias disco en latón de pared, así como las lámparas Saturno en las ventanas y las grandes burbujas de vidrio que el propio estudio escogió para el hueco central de la misma.
Las 63 habitaciones que completan el hotel palacio están categorizadas en 5 tipologías, respondiendo a la división original, según la parte del edificio donde están situadas, y están muy diferenciadas entre sí. Las diferentes categorías abarcan desde las habitaciones standard, limpias, tranquilas y austeras, abiertas al patio interior cubierto, quedando por encima de la estructura de vidrio y metal, hasta las grandes suites, situadas en la antigua zona del palacio, y que se desarrollan bajo espectaculares techos artesonados de madera, recuperados y rehabilitados. Con sus grandes alturas forman el marco perfecto para el paisaje de cajas y elementos de mobiliario que se desarrolla bajo ellos.
Sin olvidar nunca la intención editorial del proyecto y los paisajes que para él se han diseñado, Alfaro-Manrique Atelier abordó los 5 diferentes tipos de habitaciones aplicando siempre el mismo hilo conductor pero introduciendo detalles diferenciadores en los elementos de mobiliario, como los cabeceros o armarios, condicionados por las alturas, el espacio o la presencia o no de artesonados. En las suites podemos encontrar camas con dosel, respaldadas en cabeceros geométricos de madera con una reinterpretación de mosaicos andalusíes. Las luminarias de cabecero, también diseño propio del estudio, son latonadas y suspendidas, haciendo hincapié en esa verticalidad del espacio, el cual ha permitido crear rincones formados con sofás de formas orgánicas, butacas redondeadas, o puffs, todos diseñados por el estudio, sobre alfombras de los mismos colores y geometrías que los arquitectos buscaban, sobre un fondo integral gris.
En la zona del palacio la presencia del mármol es tratada de manera especial para ser resaltada, desde la espiga de los baños a los armarios, muebles exentos o mesas auxiliares. Las sillas de escritorio juegan al contraste con las mecedoras antiguas. Como elemento distintivo de este tipo de habitaciones y característica estilística del estudio, se coloca un galán de noche cuyo diseño es siempre diferente y se realiza de manera personalizada acorde a la esencia de cada hotel que el estudio proyecta. En este caso las formas atienden a un recuerdo clásico, al igual que el maletero, con materiales como cerrajería negra, maderas naturales oscuras y cuero.

Para el resto de tipologías de habitación se han trabajado otro tipo de cabeceros, textiles y con gallonados, aplicando tejidos cálidos que conectan con los tonos intensos sevillanos evocando señorío, y se combinan con mesillas de mármol y madera con tres piezas, diseñadas exprofeso también para el proyecto. El contrapunto viene dado por iconos del diseño como la silla Drop de Fritz Hansen o la lámpara Atollo de Vico Magistretti, junto a otras piezas más rompedoras como la butaca Tortuga o la silla Collar como pieza auxiliar. Las luminarias de cabecero son diseños propios del atelier, desde las impactantes Gavinas, grandes piezas de metalistería negra que colonizan el cabecero en las habitaciones de mayor altura, a otras más recogidas, junto con las lámparas Volta en otra de las tipologías.
A lo largo de toda la experiencia y recorrido del hotel, desde el inminente zaguán de entrada, pasando por los núcelos de comunicación o habitaciones, Alfaro-Manrique Atelier ha trabajado siempre con máxima de que el visitante fuera encontrando detalles decorativos que identificaran el doble perfil de este hotel boutique. Por un lado la tradición, representada por damajuanas antiguas recuperadas, grandes jarrones vidriados de tradición andaluza, y cojines con ricas texturas y estampados que recuerdan a las cerámicas de cuerda presentes en el edificio. Por otro, la contemporaneidad artística expresada mediante los elementos geométricos diseñados en el estudio, los grandes cuadros con la obra fotográfica de diferentes artistas y otro tipo de instalaciones vinculadas a la experiencia artística comisariada bajo una óptica de diseño en el interiorismo.
Un hotel que concentra la riqueza formal e histórica de una ciudad como Sevilla, agraciada por la tradición del sur de la península y combinada con la modernidad en manos de un diseño contemporáneo que establece un diálogo con la belleza de su entorno.

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