Mercado Little Spain pretende ser un trozo de España colocado en Nueva York. Literalmente, como si se hubiera concentrado la mejor oferta gastronómica del país, presentada en un entorno típicamente español y se hubiese trasladado con el máximo cariño al centro de Manhattan. La apuesta ha sido radical: para ofrecer la mejor gastronomía española, es necesario hacerlo desde un espacio con decoración española, con materiales y mobiliario, sillas, mesas y lámparas, de las mejores empresas españolas.
El proyecto MLS tiene un ADN íntegramente español definido por el chef José Andrés, que ha ejercido como embajador de la mejor gastronomía española en Estados Unidos. Pero también es estadounidense, por tanto, su oferta es una simbiosis entre ambos países y culturas. Así mismo el diseño tiene una conceptualización genuinamente española, desarrollada por el estudio Capella Garcia Arquitectura, habitual colaborador de José Andrés, pero mezclando sinergias con el equipo neoyorquino de Icrave, responsable del diseño ejecutivo del espacio y expertos en restauración, que a su vez se ha sumergido en la cultura gastronómica y usos sociales de España.
Al espacio principal de Mercado Little Spain se accede desde la misma calle 30, desde el hall de la planta superior del centro comercial o bien desde el Spanish Diner. En este último caso a través de un pasillo recubierto con un gran mural pictórico realizado por el artista Sergio Mora, donde aparecen José Andrés y los hermanos Adrià, integrados en uno de sus característicos paisajes hispano-oníricos.
En palabra del propio Juli Capella, el concepto de diseño se inspira en los mercados españoles, con multitud de paradas rebosantes de productos frescos que configuran un recorrido de pequeñas calles, por las que la gente pasea, compra o curiosea. Son espacios vivos, llenos de colorido por la variada oferta de productos, donde el visitante interactúa y se lo pasa bien. Son la cálida y humanista alternativa a los fríos y estandarizados supermercados.
El Mercado Little Spain añade a la habitual oferta de los mercados como La Boquería de Barcelona, productos ya cocinados o listos para ser consumidos allí mismo, como cocas, pasteles, jamón y queso, tortillas o gazpacho. Cada espacio tiene un diseño diferenciado, acorde con su oferta, acompañando la rica variedad de productos, para que el visitante se sienta realmente como en un mercado.
Hay paradas para las patatas bravas, el pescadito frito, el gazpacho, el jamón, los bocadillos, los pasteles, el colmado, y una de cocina de mercado donde presenciar cómo se cocina delante tuyo los productos más frescos del día. Cerca de la entrada principal se sitúa una gran barra donde degustar la riquísima variedad de vinos españoles, cocktails y bebidas como la sidra. También hay una zona de cafetería con pastelería, otra tipo “Granja” donde poder desayunar o merendar chocolate con churros.
Para diseñar este espacio, el estudio Capella García Arquitectura se ha inspirado también en la vida al aire libre de los pueblos de España, donde la gente se encuentra, se divierte, y donde también come, bebe y celebra sus fiestas. La configuración de MLS obedece más que a una distribución racional y aséptica del espacio, a una forma orgánica, con esquinas, generando placitas, avenidas y espacios peculiares. Como si hubiese ido tomando forma a lo largo de los años, sin planificación, según las necesidades de cada momento, creando un cierto caos organizado, propio de los cascos antiguos de una ciudad. La trama típica de los pueblos que confluye en una Plaza Mayor, como punto de encuentro.
El Mercado Little Spain cuenta también con dos restaurantes “formales”, Leña, dedicado a las paellas y carnes a la brasa, con grafismo del diseñador madrileño Oscar Mariné, y donde se cocina en grandes fuegos de leña la famosa paella a la vista del público.
El otro restaurante, Mar, está dedicado al pescado y marisco, y está decorado con un gran mural obra del artista valenciano Javier Mariscal, autor también del grafismo del local. Un espacio acogedor y alegre, que consigue crear que un espacio sin ventanas transmita una sensación de apertura y ambiente medietrráneo.
En la esquina de la calle 30 con la 10ª Avenida se sitúa el Spanish Diner, un local semiexterior, que queda implantado bajo la robusta estructura metálica de la High Line, y con Se ha mantenido el envolvente original y se ha colocado una gran barra, con un pasillo longitudinal que conecta con la zona central del Mercado. En verano el espacio estará totalmente abierto al exterior y en invierno quedará protegido por unas persianas metálicas acristaladas.
Un kiosko de flores da la bienvenida al visitante en la entrada, y también hay una zona abierta, destinada a mercados temporales, así como eventos gastronómico-culturales. Esta zona dispone de unas plataformas con terraza que se proyectan sobre el nivel de la calle.