En la remodelación de este hotel, se le ha dado un nuevo concepto al tiempo que se integra nuevas circulaciones, materiales y elementos decorativos para dotar al conjunto de una estética Habanera y mediterránea. La abundancia de luz, los elementos de artesanía y el empleo de materiales naturales crean un diseño interior sugerente y fresco.
El edificio consta de planta baja, con una superficie útil total de unos 1.060 m², repartidas en diferentes usos, el lobby o recepción, el Sky bar con tres ambientes diferenciados, restaurante mediterráneo y zona de restaurante japonés y club lounge. Tanto en los elementos comunes como en las estancias, se han primado los materiales naturales, como las telas y la madera de roble jugando un papel importante la iluminación indirecta tanto de led como de lamparas diseñadas a medida también por el estudio.
El hotel se abre al centro de la Corniche de Casablanca en la planta baja, que acoge las zonas comunes: la recepción y una zona de restauración, el Sky bar. El Sky bar acoge un concepto de restauración potente y urbano, inspirado en la cultura mediterránea. Está sectorizado por dos salas contiguas, pero diseñadas con dos ambientes diferenciados. Un restaurante con un diseño potente y transgresor que sumerge al usuario en un entorno distendido, animado y creativo, donde el protagonista es la gastronomía local y mediterránea.
Se aprecian instalaciones vistas, gigantes ventiladores situados en las paredes abrazadas con ladrillos. Una serie de guiños industriales en todo su conjunto.
Todos estos elementos envuelven a la gran barra central, una barra majestuosa y atractiva realizada con un sobre de mármol blanco país y su imponente frontal realizado de medias cañas de hierro pintadas de color verde y unidas entre ellas con varillas de latón.
La zona de restaurante japonés está unida a la sala anteriormente explicada. Se trata de una sala donde predomina la potencia visual de la barra de sushi, unas curvas sinuosas que se despliegan durante un tramo vestido de listones de madera de roble natural retro-iluminado encontrándose con un mural de grandes dimensiones de espejo plata despiezado en el techo; aportando a esta zona una duplicidad infinita. Las paredes estucadas con colores marinos y mediterráneos, se protegen con unas celosías formando formas geométricas y dejando ver tramos de pared realizando un juego de “lleno vacío” con cristales catedral que aportan lucidez con la retro-iluminación.
En la zona central de dicha sala, situamos una isla de sofás semicirculares que nos ayudan a distribuir el local, para sus circulaciones y para poder ganar el máximo aforo; unas islas de sofás tapizados en polipiel de color rojo carmín que aportan carácter al espacio.
La zona del club, se concibe con el reto de aportar una estética selvática donde el usuario puede además de cenar, disfrutar de copas y sala de baile, donde las paredes de listones de madera y espejos cóncavos nos dan una visión amplia de cada punto del local, las barras otro elemento importante se visten de azulejos hexagonales cobrizos, y sus trasera con armarios repletos de botellería presa por jaulas de deployeé. Se han conjugado dos tipologías de lámparas, ambas junto a la retro-iluminación del espacio domotizadas realizando cambios de color RGB, según el ritmo de la música que esté pinchando el DJ en ese momento.
En la zona de baños y aseos se han colocado arrimaderos de madera de roble teñida, con pavimentos despiezados de mármol y paredes vestidas con papeles decorativos estampados con motivos selváticos.
Los techos son todos de espejo broce y con una iluminación indirecta para hacer de estos espacios zonas de más relajación.
Para acabar en el recibidor de los baños, se colocaron unas taquillas personalizadas donde los clientes VIP pueden almacenar sus objetos. Se trata de unas taquillas en forma de celosía de madera de roble teñida que conforman la totalidad de las paredes como si de un mural se tratase.