En una esquina del distrito de Gràcia, se erige un hotel de 182 habitaciones que ocupa más de 13.000 m², proyectado por GCA Architects. Tres fachadas, con un gran acceso central y cubriendo dos calles, dan forma al nuevo Hotel 1882, con una arquitectura y diseño interior trabajados y desarrollados en paralelo por el estudio del reconocido interiorista Lázaro Rosa-Violán, aplicando un tono formal junto a un cuidado máximo de todos sus detalles. Desde Lázaro Rosa-Violán Studio han diseñado las zonas que comprenden el lobby, recepción, desayunador y zonas de restauración, y la terraza.
El objetivo principal de la intervención llevada a cabo por el estudio de Rosa-Violán, y a la vez el mayor reto, era crear unas zonas comunes que invitasen a entrar no sólo a clientes, sino también a personas no hospedadas en el hotel. España es un país con una cultura muy poco cultivada en la visita y uso de las zonas públicas de los hoteles por parte de visitantes no hospedados, o en su defecto clientes locales. Contando con espacios de dimensiones tan grandes como era el caso, se percibió la necesidad de atraer a otros públicos alternativos que ayudasen a activar dichas zonas. Es por ello que el proyecto de interiorismo fue abordado con una perspectiva que permitiera conseguir una atmósfera agradable y a la vez muy acogedora, para que así pudiera pasar a convertirse en espacio de referencia, de visita habitual para los vecinos de la zona, también para aquellos que buscan un sitio tranquilo donde poder desconectar y disfrutar de una pausa tomando algo, tener una charla o incluso poder trabajar de manera tranquila y focalizada.
Todas las piezas de mobiliario e iluminación son de las marcas citadas más abajo, aunque también se ha optado por piezas realizadas a medida, bajo demanda, o antigüedades. Otra característica destacable y que implicaba también un reto en el encargo del proyecto, era que el diseño de diferentes áreas del hotel había sido asignado a dos estudios distintos. Por un lado, las habitaciones corrían a cargo del estudio de arquitectura GCA, mientras que Lázaro Rosa-Violán Studio fue responsable del diseño de las zonas comunes. La metodología de trabajo en paralelo y por parte de dos estudios con identidad tan distinta implicó una situación nueva de trabajo, ante la cual se cuidó mucho la coordinación en el desarrollo de ambos encargos y también asegurando puntos de conexión entre las zonas comunes y las habitaciones para no crear disrupción en la experiencia del visitante. La exigencia en el método de trabajo, y cuidado y supervisión de todos los puntos de avance en el desarrollo del proyecto, fueron claves para la obtención de la certificación Gold Leed.
La zona de recepción y lobby, es un gran espacio en el que se encuentran la propia recepción del hotel y una amplia zona de bar con área de asientos; se trata del Bar Bobo. Al idear el concepto del Bar Bobo, el objetivo era generar un ambiente cálido y acogedor donde el cliente pudiera moverse con total libertad y escoger entre las diferentes opciones de sentada, dependiendo de sus necesidades. El espacio está presidido por un gran mural cerámico orientado a la visión desde la calle. Para preservar la intimidad de los clientes, protegemos la visión desde la calle a través de unos paneles de gran formato inspirados en la típica persiana mallorquina que viste infinidad de fachadas de Barcelona. Grandes alfombras en diferentes modelos cubren el suelo, otorgando la sensación de calidez y de estar ‘como en casa’. Estas se ven complementadas por las luminarias colgantes, globos gigantes que dan al espacio una mayor espectacularidad.
El Bar Bosc es un espacio diurno, fresco y que cuenta con un alto nivel de energía, de ahí a que su nombre evoque a un bosque. Este espacio está concebido con el único objetivo de servir desayunos. Por este motivo, la visión del estudio a la hora de diseñarlo fue pensar el espacio ideal que uno mismo desea encontrarse al levantarse por la mañana e iniciar el día, estableciendo una conexión máxima con la naturaleza. Es fundamental la conexión con el patio, que deja acceder a la luz y a la vez proporciona la escapatoria visual necesaria que un espacio como este necesita al estar situado en el sótano.
Un útlimo espacio nos lleva a la parte más alta, al cielo o El Cel en catalán. La terraza cuenta con unas grandes dimensiones, donde encontramos una piscina y un amplio solárium orientado hacia las mejores vistas que la zona nos ofrece: el Templo de la Sagrada Familia. Los tonos verdes, los estampados en los pavimentos y tejidos dominan el espacio. Un espacio que ha sido tratado con materiales naturales como las fibras, la madera, el mimbre, revestimientos de cantos rodados, barro y complementado con muchas plantas.