El punto de partida para este original y fresco proyecto era un antiguo almacén de 6 plantas, que habría que acondicionar totalmente desde cero. El reto principal al que se enfrentó el estudio Wanna One fue transcender los códigos propios del sector y buscar lo inédito en comodidades, servicios, atención, ambiente, diseño y, por supuesto, en la experiencia en sí misma. Como objetivo interno, el estudio se propuso generar un concepto lo suficientemente potente y rico como para cumplir dos premisas: ser capaz de generar comunicación a largo plazo, y ser potencialmente franquiciable.
La fachada principal está presidida por una obra de street art creada ad hoc para el hostel, con la que se da la bienvenida al fin del mundo. Esta obra está situada en la puerta del garaje. A continuación hay unos grandes ventanales que proporcionan luz natural y permiten que desde la calle se perciba la vida del hostel y se pueda ver todo el espacio: recepción, lobby, cocina y jardín interior. La señalética exterior es mucho más funcional: es la primera conexión con el viajero. Los diferentes mensajes distribuidos por la entrada del hostel proporcionan información del mundo que se van a encontrar dentro.
El lobby es abierto y concentra recepción/bar comedor y boutique. Es un espacio social y de unión. Donde el personal atiende al viajero con alegría, mientras alguien observa los productos de la Boutique del Fin del Mundo, se toma una cerveza o simplemente ve a la gente pasar. Y todo ello envuelto en una fragancia que respira juventud, alegría, gracias a las notas de higuera. La urgencia de vivir el momento está presente desde que se entra hasta que se sale de 2060. El lobby está presidido por un colibrí creado ad hoc para el hostel, que actúa de guardián del tiempo. En la pared frontal hay un contador del tiempo que marca la cuenta atrás hasta 2060. En una esquina hay una manzana gigante, símbolo de Newton. Y por todas partes hay insectos de cerámica y plantas que colonizan el espacio y rompen la frontera entre el mundo de dentro del hostel y el de fuera.
El comedor es el corazón del hostel. Un espacio vivo las 24 horas del día para conversar, leer, trabajar, jugar, conectarse, comer… El mobiliario, muy ecléctico, se adapta a las necesidades de cada momento (mediante diferentes combinaciones de sofás, sillones o taburetes con mesas bajas; sillas y mesas y una barra junto a uno de los ventanales que da a la calle, a modo de terraza interior . Está conectado por dos grandes cristaleras con la cocina. Mientras que un juego de cristales transparentes y opacos lo unen a la recepción, sin renunciar a la intimidad y al confort. La cocina, a disposición de foodies que quieren lucir y compartir sus talentos culinarios; de viajeros que quieren socializar; y también de los que viajan con presupuestos ajustados. Está perfectamente equipada y tiene un gran ventanal (antaño cegado) que se abrió para disfrutar de un patio interior —que conecta con el garaje-, en el que una vegetación frondosa invita a cocinar en paz y relajarse..
Una habitación es más que un sitio para reponer fuerzas, después de un día de emociones. Las de 2060 están diseñadas para descansar y soñar a lo grande, ya que cada una cumple cinco claves. Comodidad, mediante literas amplias, de fácil acceso y con paneles verdes oscuros interiores que favorecen la relajación. Intimidad, ya que un panel fijo aísla del resto de huéspedes y proporciona la privacidad necesaria para dormir bien. Funcionalidad en cada litera, cuentan con luz individual regulable, wifi, enchufes múltiples, organizador de pared y taquillas individuales. Luminosidad, para optimizar la entrada de luz natural y que el espacio sea más diáfano, las literas se sitúan en las paredes. Iinteractividad, el carácter lúdico de 2060 llega hasta las literas: con ellas se puede interactuar e, incluso, encarnar al mismísimo Newton. 2060 ofrece habitaciones para todos los gustos y necesidades: para grupos (máximo 12); para pequeños grupos, solo para mujeres cuentan, con baño privado; y habitaciones con baño privado para familias.
The Newton Hostel cuenta también con un espacio multiusos pensado para quienes viajan por bleisure (business and leisure, es decir, negocios y ocio), el Búnker. Dispone de proyector y pantalla para ver películas, series, fútbol… Pero también es perfecto para socializar, leer, comer, estar de tertulia… Lo completan otros espacios como el Spa es un espacio envolvente de relax y burbujas, con aromas de menta, que facilita la desconnexión, estimula la imaginación y potencia el bienestar, después de explorar la ciudad (o antes). Consta de jacuzzi, sauna y vestuario.
El Rooftop Bar, en la azotea del edificio se acondicionó la terraza para abrirla en exclusiva a los huéspedes, tanto para disfrutar de las vistas de los tejados y el cielo de Madrid mientras toman algo en el bar, como para practicar yoga al aire libre, clases de baile, etc