Por Gala Mora
Un proyecto que ha sabido preservar la esencia histórica del edificio, enriqueciendo su arquitectura clásica original con intervenciones contemporáneas que realzan su carácter único. Este espacio, más que un alojamiento, es una experiencia de inmersión en el alma de Marrakech, donde la tradición y la modernidad dialogan en perfecta armonía.
Un patio central que respira vida y serenidad
El corazón del riad es su impresionante patio central, un espacio concebido para evocar calma y frescura. Las arcadas clásicas de estilo mauresco enmarcan este espacio abierto, donde una fuente de agua diseñada a medida se convierte en el centro visual. La vegetación, cuidadosamente seleccionada, incluye cactus, palmeras y trepadoras que abrazan la arquitectura, creando un entorno íntimo y refrescante. Los suelos de terrazo de tonos cálidos, elaborados artesanalmente, contrastan con las paredes de tadelakt en blanco roto, logrando una atmósfera que equilibra lo natural con lo refinado.
Arquitectura histórica y detalles contemporáneos
Construido originalmente en 1880, el riad conserva las características esenciales de la arquitectura neoclásica mauresca, como sus proporciones simétricas y los techos decorados con motivos tradicionales conocidos como “waha o gayza”. Estas estructuras originales han sido cuidadosamente restauradas, mientras que elementos contemporáneos, como muebles de líneas modernas y lámparas de diseño, aportan un toque actual que no desentona con el carácter histórico.
Los suelos de terrazo, creados in situ, aportan uniformidad visual, mientras que las paredes de tadelakt envuelven los interiores en una textura suave que refleja la luz de manera tenue, creando un ambiente cálido y acogedor.
Las habitaciones son puro confort con alma
El Riad Brummell Medina cuenta con cinco habitaciones, cada una diseñada con un enfoque único que combina estética y funcionalidad. Entre las opciones destaca la Medina Deluxe, que ofrece un baño de techos altos con detalles en mármol y una bañera artesanal, ideal para relajarse tras un día de exploración en la ciudad. Por otro lado, la Fountain Standard, ubicada junto a la fuente del patio, conecta directamente con los elementos naturales del riad, ofreciendo una experiencia refrescante y serena.
Cada habitación está equipada con muebles diseñados a medida, en su mayoría elaborados con madera y latón por artesanos locales. Las lámparas de cristal de la firma Marset aportan una iluminación cálida y acogedora, mientras que los textiles y alfombras añaden una capa de textura y color que refuerza el carácter único de cada espacio.
Vistas a la Medina y al Atlas desde su terraza
En el último nivel del riad, la terraza se convierte en un refugio elevado, donde los huéspedes pueden disfrutar de vistas panorámicas de la Medina y las montañas del Atlas al horizonte. Este espacio, diseñado para el descanso y la contemplación, está decorado con muebles ligeros y detalles tradicionales, como la lámpara Pipistrello de los años 60, que aporta un toque icónico. Cuenta con una pequeña piscina, ideal para refrescarse durante las calurosas tardes marroquíes. Aquí también se sirven los desayunos, que incluyen pan recién horneado, frutas de temporada y tés de menta, permitiendo a los huéspedes comenzar el día en un entorno tranquilo y lleno de belleza.
Un hammam con historia y mucho arte
En la mezzanine del riad se encuentra un pequeño hammam, una joya histórica que ha sido restaurada para ofrecer una experiencia auténtica de bienestar. Con paredes de tadelakt y detalles en mármol, este espacio invita a los huéspedes a sumergirse en las antiguas tradiciones marroquíes de cuidado personal, disfrutando de tratamientos como el gommage o el savonnage.
El arte y la artesanía juegan un papel fundamental en la narrativa visual del Riad Brummell Medina. Las paredes están decoradas con obras de artistas locales e internacionales, como las esculturas de Manolo Menéndez y las piezas de latón de los hermanos Bargamane. En la recepción, un mural de Roger Coll da la bienvenida a los visitantes, mientras que textiles y alfombras de artistas marroquíes añaden una capa de autenticidad cultural. Todo pensado para que la arena del desierto y sus impresionantes colores convivan con los huéspedes.
