CM4 Arquitectos ha creado para este hotel en el centro de Cádiz un interior en el que se respira absoluta tranquilidad en un entorno de paz para el huésped. Al estar inmerso en la ciudad, el diseño no necesitaba guardar relación con el entorno, ya que solo abriendo una ventana se puede ver la imponente catedral de Cádiz. El restaurante del hotel, con acceso a pie de calle, refleja su carácter local. En el comedor interior, las sillas de estilo nórdico tapizadas en gris se combinan con bancadas verdes hechas a medida. Las paredes están decoradas con estanterías retroiluminadas de madera que contienen objetos decorativos y cortinas de suelo a techo en tonos crudo y verde. En esta rehabilitación, se ha prestado especial atención a la luz, adecuando los espacios para crear estancias con mucha personalidad. Esto genera un juego de claroscuros que recuerda a los antiguos teatros. En el interior, las zonas comunes son tenues, acogedoras y silenciosas, con materiales y luz que juegan un papel fundamental. La experiencia del huésped comienza en la recepción, donde el ambiente invita a la tranquilidad absoluta. La fachada principal, con balcones de forja y estilo neoclásico, se ha respetado. El contraste de colores juega con la monocromía del blanco y negro, rota por el rojo, simulando las bambalinas de un teatro antiguo.
En las habitaciones, se ha buscado generar un ambiente neutro, con líneas rectas, paredes blancas, detalles en negro y suelos y revestimientos de roble. Todas están decoradas con obras pictóricas de arte local. En los baños, apostamos por la elegancia del negro, maximizando el espacio para crear un ambiente inmersivo, sencillo, natural y atemporal. El mismo revestimiento en suelos y paredes, junto con detalles en cobre en grifería y carpintería metálica, hace que la experiencia sea aún más atractiva.
El concepto del hotel rompe con su entorno utilizando diseño y concepto para convertirse en un lugar de referencia en la ciudad. En el exterior, una imponente vista de la Catedral de Cádiz ilumina todo el proyecto, contrastando con el interior de luces más tenues y románticas. La unidad estética entre las habitaciones y las zonas comunes del hotel se refleja en detalles como los revestimientos de madera alistonados y textiles en rojo oscuro, además de una decoración casi íntima, simulando el interior de una vivienda.