La propuesta, desarrollada por el estudio de arquitectura y diseño more-co de Paula Rosales, es un sistema flexible, que parte del fractal para organizar el espacio. Desde el plato hasta las alfombras, usamos el círculo como foco, punto de encuentro, lugar donde el mundo de sabores, colores, sonidos e imágenes se extiende. El círculo es integrador, humaniza el espacio y acoge tanto al grupo como al individuo. Cuando el estudio pensó en qué hacer debajo del cielo rojo de Nouvel, tan contundente, sentimos que nuestra intervención sería sensual y femenina, dialogando con las formas del espacio, y a la vez creando una identidad, una presencia diferente. Era complejo tomar una actitud frente a un espacio con esa presencia rotunda de granito en cuadrícula y ese rojo brillante, por eso se decidió tomar una postura que mezcla lo emocional y lo funcional, siempre pegada al suelo.
El proyecto era crear una atmósfera sutil, acogedora y única, un jardín de nubes. De ahí el nombre que les propusimos, NuBel, y su guiño al autor original del espacio, Jean Nouvel. La paleta de colores es muy amplia, colores y sabores que se superponen, que abrazan e invitan, donde personas de distinta raza, edad, país y condición, puedan descansar y nutrirse, literalmente, y también del ambiente. Paula Rosales ha diseñado todo el mobiliario, iluminación y alfombras del restaurante, respetando siempre el germen del proyecto, el círculo. El color se ha aplicado como si fuera una acuarela, donde todo se mezcla desde el azul del exterior, pasando por los verdes, amarillos y naranjas, y acaba inundando del rojo de la gran cubierta en la zona más íntima del restaurante. La luz ha sido un elemento imprescindible y se proyecta hacia abajo con lámparas sobre las mesas y las barras, para delimitar pequeños espacios íntimos y evitar los reflejos en el material brillante del techo. NuBel es una plaza, un lugar en torno al cual nos reunimos, un espacio “redondo”.