El nuevo proyecto del Hotel 1882 viene firmado por el estudio de arquitectura e interiorismo con reconocimiento internacional GCA Architects, responsables de hoteles tan icónicos como son el Hotel Arts de Barcelona, el Hotel Cram, el señorial inmueble restaurado que alberga el Hotel Casa Fuster y desde el cual se puede disfrutar de una vista sin igual del Passeig de Gràcia, el Hotel Murmuri de Majestic Group, entre otros.
El hotel forma parte de la construcción de un conjunto inmobiliario que abarca parte de una manzana del barrio barcelonés de Camp d’en Grassot, perteneciente al distrito de Gràcia, en la que existen viviendas plurifamiliares y unifamilares, junto con la realización y tramitación de cambio de uso para un hotel donde antiguamente se ubicaban las oficinas centrales en España de una reconocida empresa alemana manufacturera de productos químicos comerciales e industriales desde el año 1961. Los más de 13.000 m² que conforman el área destinada al nuevo hotel, se han articulado en tres fachadas, situando el acceso principal en la esquina chaflanada tan típica del plan Cerdà de Barcelona asumiendo así una solemnidad visual que le permite ser apreciada desde la dos calles que cubren las tres fachadas.
El reto principal de este nuevo hotel fue trabajar el edificio para que éste pudiera albergar 6 plantas para habitaciones, además de la planta baja con aberturas a doble altura y un sótano ideado para alojar las zonas de servicio y salones para eventos. La metodología seguida para el correcto desarrollo del proyecto, fue diseñar la arquitectura del edificio, la cual obtuvo la certificación Leed Gold, dotando al conjunto exterior del aspecto formal buscado, así como su interior, creando los espacios y distribuciones para las 182 habitaciones de uso hotelero. Entre las habitaciones se incluyen suites y junior suites, además de una piscina situada en la azotea, un restaurante con patio ajardinado y gimnasio.
De manera paralela, se diseñó también el interiorismo de las habitaciones y de las áreas que dan acceso a éstas. El objetivo marcado para el diseño interior de las habitaciones implicaba cuidar todos los aspectos y detalles de los elementos aunando una evidente estética contemporánea, que refleje una sensibilidad y compromiso con el diseño, sin olvidar la funcionalidad hotelera a la que todos los ítem debían responder. A través de los materiales escogidos se ha conseguido aportar calidez, y la distinción se ha conseguido mediante detalles para que puedan ser apreciados por el usuario final y mejorar así su experiencia.
El edificio es de nueva planta, no de rehabilitación, así pues para la construcción de los nuevos volúmenes se derribó el edificio pre-existente para alzar el nuevo.
Los pasillos que dan acceso a las habitaciones y también las conectan reflejan la distribución de estas agrupándolas por parejas simétricas. Los paneles contenedores de las puertas de acceso generan un ritmo que se ve potenciado por los efectos lumínicos de los rasantes junto a los objetos de grafismo. El grafismo conecta con el zigzag de la fachada, conferido por los pliegues verticales que alternan las aberturas de ventana con los tramos ciegos.
Para el diseño del interior del hotel se ha escogido una seleccionada y restringida paleta de colores, que dialoga con cada uno de los materiales empleados en la habitación. Los blancos y crudos se reservaron para el papel, cerámica y pintura; los marrones y tonos mostaza se reservaron para la madera y tapizados; el negro para el metal; y los azules para los tejidos y resto de detalles. El espacio fue ideado como un lugar en el que los volúmenes se abren e introducen al resto de estancias. El baño se fusiona con el dormitorio, el lavamanos queda abierto, mientras que los espacios que requieren más privacidad se cierran mediante vidrio. La visual de la ducha dialoga de manera directa con el dormitorio.
El armario es también una estructura abierta, trabajada como un esqueleto de metal negro con estantes de madera, y el mismo diseño se extrapola al mueble bajo que sirve de escritorio y alberga el minibar y la televisión. El diseño de la iluminación, junto con los objetos decorativos escogidos ad hoc, suponen factores esenciales que definen sin duda el estilo personal de la estancia. Mediante la luz indirecta logramos aportar una calidez necesaria y oportuna, mientras que las lámparas decorativas transmiten la sensación de hogar huyendo así de un diseño estándar, impersonal y de tono más ejecutivo.