El diseño del hotel está pensado para sorprender y dar confort en un ambiente sofisticado pero hogareño. Se concibe como un sólo espacio, de estilo sobrio, elegante, con decoración contemporánea de aire neoclásico. Madera de roble en punta Hungría y mármol blanco estatuario crean un espacio bi-color, el más luminoso es donde se ubica el mostrador de check-in y es en el más cálido y recogido donde ubicamos la barra y restaurante. El espacio está separado por una celosía en bronce y cristal que tamiza la vista entre lobby y restaurante, pero no separa, siempre se buscó un “open space” donde interactúen los huéspedes y el público de la cuidad. El acceso al hotel se encuentra bajo el soportal de la plaza de modo que el hotel empiece desde el exterior creando una terraza. Esta terraza se ha tratado como si fuera parte del lobby/restaurante, dotándola de mobiliario permanente de sofás y sillas, apostando por zonas de estar de exterior cubiertas de la intemperie.
El restaurante es un punto de encuentro en la ciudad y se plantea como un espacio dinámico de gran barra y mesas altas para que el público se relacione y haga degustación de la gastronomía típica. Subiendo a habitaciones, se ha creado una experiencia intimista y teatral por los corredores en tonos oscuros. Se juega con el contraste que se crea cuando pasamos de un pasillo menos iluminado, a una habitación luminosa en tonos muy claros, de aspecto limpio sobrio y elegante. La habitación, se ha diseñado con detalles sutiles y elegantes, potenciando su verticalidad y utilizando madera en punta hungría y molduras en forma de boiseries que dan un toque sofisticado y muy parisino.